El alba se alza con un suspiro dorado sobre las colinas, mientras los primeros rayos del sol besan el acero bruñido de la armadura que reposa junto al lecho de un caballero. Su despertar no es un simple acto rutinario, sino un ritual: una promesa renovada de honor, lealtad y coraje. Cada movimiento, al ceñirse la cota de malla y ajustar la espada al cinto, es un eco de juramentos antiguos susurrados en salones de piedra y campos de batalla cubiertos de gloria. Su día transcurre entre el rigor del entrenamiento, el fulgor del combate y la serenidad de la reflexión, guiados por el código inquebrantable de la Orden. Bajo la mirada de dioses y hombres, cabalga por senderos donde la justicia florece y la oscuridad tiembla, pues su vida no le pertenece solo a él, sino a la causa que ha elegido defensor. Y cuando el sol declina, tiñendo el cielo de escarlata, su espíritu arde aún más brillante, un faro inmortal en la vasta noche de la historia.
Entre rituales, entrenamientos y códigos de honor, así transcurre un día en la vida de un valiente miembro de la orden de caballería


Honor
Entre rituales, entrenamientos y códigos de honor, así transcurre un día en la vida de un valiente miembro de la orden de caballería.

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